viernes, 2 de octubre de 2015

Carilda que siempre provoca




   “Los 93 años que he vivido me han robado un poco la exactitud de lo que fue”, dijo Carilda Oliver Labra este jueves, pero bastó una corta frase para consagrar la lucidez de sus ideas: “El arte si no se desarrolla debidamente no es útil”.
   Vestida de blanco, como “La novia de la ciudad de Matanzas” que es, recibió sonriente en su emblemático hogar, en la Calzada de Tirry 81, a miembros de la presidencia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) que durante el 30 de septiembre y el primero de octubre últimos coincidieron en una reunión de trabajo en la urbe de ríos y puentes, y a los periodistas.
   Y Carilda habló apasionada, como siempre, con el alma de muchacha, coqueta, pícara, alegre, y provocó el silencio y cautivó la atención de los visitantes cuando dijo: “Con 93 años se me ocurren cosas que parecen que no son muy correctas y tengo que tener medida, pero los artistas todos tenemos ciertos disparates que son muy atractivos, porque la vida es muy aburrida cuando uno no comete equivocaciones. Son tan buenos los desastres…” y entonces rompieron las risas.
   “La misión del artista es hacer, y para eso hace falta siempre voluntad” –agregó la autora de Los huesos alumbrados, empeñada en mantener en su hogar un escenario para el talento, la educación, la espiritualidad, y la cultura, mediante el proyecto Al sur de mi garganta.
   “Tirry 81 tiene mucha historia –comentó también la poeta-, en esta sala tocó Ernesto Lecuona, se sentó Rafael Alberti, Wifredo Lam me dio un beso en la puerta de la calle, Alicia Alonso entró con su tropa de bailarines por el zaguán, y Nicolás Guillén me hizo el honor de traerme a Pablo Neruda.”
    Y habló del Fidel Castro joven que alguna vez le pagó un refrigerio en la Universidad de La Habana; del Onelio Jorge Cardoso que le narraba cuentos en el Valle del Yumurí; y de sus padres buenos...
   Y los oídos no se aburrían de escuchar a Carilda, modesta al pensar: “han venido a darme la alegría de una visita”; cuando lo cierto es, que la felicidad, no se limitaba a la dama en el sillón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario