Alina Rodríguez, una de las actrices cubanas
más queridas y virtuosas, reconocida por su talento histriónico y su calidad
humana, falleció este 28 de julio, víctima del cáncer.
Recuerdo que cuando era niña adoraba el personaje de Justa, siempre tan
atinada, honesta, tan buena y parecida a mi abuela; cuando crecí un poco y terminó la telenovela Tierra
brava, supe que esa actriz se llamaba Alina Rodríguez. ¿Quién no disfrutó de la
sinergia entre Justa y Silvestre Cañizo?, pero además, ¿qué maestro de corazón
no se sintió aludido con las actitudes de la maestra Carmela en la multipremiada película Conducta, de
Ernesto Daranas? Y es que una y otra vez Alina ganó la atención de la
audiencia, y supo calar en el alma de los espectadores con su esencia de mujer
natural, de las que realmente no mueren nunca, porque trascienden, y se
integran a la identidad cubana.
Adiós
Alina Rodríguez,
hoy
los retablos te lloran,
y
las cámaras añoran
ver
como la escena sigues;
pero
en tu obra pervives,
tu
legado nos consuela.
Aunque
tu espíritu vuela
incompleta
es que te vas,
dejas
a Justa detrás,
y
las clases de Carmela...
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